lunes, 18 de noviembre de 2013

Tolerancia cero.

-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Sí, obvio.
-¿A vos te hace bien hablar conmigo?
-….
¿Por qué me preguntás eso? Obvio que sí, por algo te cuento todo lo que me pasa.
-No sé, yo siempre siento que cuando me contás tus problemas te doy unos consejos de cuarta, que no sirven para nada.
-Ay, no, nada que ver, ¿por qué pensás eso?
-Porque soy una obsesiva enfermita, entre otras cosas. Y hasta a veces creo que estoy más concentrada en ver cómo te puedo dar una buena solución a tu angustia, que en el problema en sí que me estás trayendo.
-….
-Sí, ya sé, perdonáme, soy una egoísta. Pero me llama la atención que recurras a contarme a mí justo. Como que no sé, es raro que yo te inspire tranquilidad… justo yo.
-No sé por qué pensás todas esas estupideces. Prácticamente yo a vos te conté toda mi vida. Y siempre acudo a vos porque me transmitís mucha paz.
-Paz… ¡qué cosa de locos! Yo, ¿paz? Nada más alejado de la realidad. Sigo sin entender qué es lo que te hace venirme a contar cosas. Te juro…
-Sos una boluda, en serio.
-No, de verdad, hasta incluso siento cierto fastidio cuando venís con algún tema. Me ponés en el rol de consejera y tengo que pensar algo elocuente o profundo para decirte. Y la verdad, que la mayoría de las  veces no soy ni profunda, ni elocuente, y yo también tengo días de mierda y no puedo pintarte la vida como maravillosa porque no la veo así.
-….
-¿Y sabés qué es lo que más me molesta de todo esto? Que me hacés sacar el foco de las cuestiones que realmente me atañen. Paso más horas intentando contentarte a vos, ayudarte a resolver tu mambo, que en dedicarme tiempo a mí misma. Porque obvio, siempre que alguien te trae un problema no existe la posibilidad de decirle: “Y bue, macho, qué le vas a hacer”. O sí, solemos decir esa frase, pero en realidad buscamos insaciablemente una respuesta totalizadora, la redención total. Y eso desgasta. ¿Qué es eso de que hay que tener una palabra para todo? ¡¿En dónde mierda está escrito?! ¿En la biblia? ¿En la Constitución? No, loco, me parece injusto.
-Ah bueno, vos definitivamente te rayaste…
-Y yo creo que deberías intentar irte bien a la mierda. ¿Sabés cuál es el problema con vos? Que no te bancás la incertidumbre. Y, oh, qué novedad, a nadie en el mundo le gusta no saber qué va a pasar, pero casi te diría que es una constante. Eso de que nadie está asegurado, que no tenemos la vida comprada. Es así, y hay que aceptarlo y vivir de la mejor manera.
- ¿Vos vivís bien acaso?
-La verdad que vengo viviendo bastante para el orto, y en parte lo atribuyo a estar tantos años teniendo que sostenerte la vela con todos tus problemas, tus inseguridades. Que tu vieja, que el laburo, que la carrera y la política… basta, chabón.
-Bueno, me alegro de que te hayas sincerado de una buena vez, pedazo de hipócrita.
-¿Hipócrita me decís, caradura? Yo que te banqué en absolutamente todas, que tengo la oreja ultravioleta de escucharte, y los ojos a la miseria de leerte. ¿Sabés qué? A partir de ahora no me ves más la jeta, ¿me oíste?
-Yo no lo puedo creer. Al final, no se puede confiar en absolutamente nadie.
- Te felicito, gran razonamiento.
- Lo único que se puede contar infinitamente son los números. Esa lógica no se aplica a los seres humanos.
- Será que tenés razón. A veces con motivos, a veces infundado, más tarde o más temprano. Todos nos aburrimos, nos cansamos, no damos más.
-Te mando un abrazo, buena suerte.
-Adiós, que te vaya bien. 

1 comentario:

  1. "This is why i loved the support groups so much, if people thought you were dying, they gave you their full attention.
    If this might be the last time they saw you, they really saw you. Everything else about their checkbook balance and radio songs and messy hair went out he window.
    You had their full attention.
    People listened instead of just waiting for their turn to speak.
    And when they spoke, they werent telling you a story. When the two of you talked, you were building something, and aferward you were both different than before." - Fight Club

    ResponderEliminar