domingo, 24 de agosto de 2014

Te busco, pero no te encuentro.  Te simulo, te disfrazo, te invento, te anhelo. No estás. No sos vos, sino yo queriendo vivirte con naturalidad. Mas es en vano porque nunca serás como yo te pienso y te creo. Sos como no sé qué serás y por eso es que persisto en alcanzarte. Te corro, me obsesiono, necesito descansar y respirar, para seguir corriendo. A veces creo que no te necesito, o que ya te tengo. No. Estás lejos, si es que estás. Y tal vez en ese ir y venir, en el trajín de creer que te conozco o de que creo saber cómo obtenerte, me encuentro extrañamente cómoda, holgada y hasta a veces, feliz. ¿Qué pasará el día que te encuentre? Probablemente será raro porque no estaré consciente de que al final existías. De que te alcancé y descubrí tu sagrado escondite. Y será confuso porque creeré que tengo que seguir buscándote cuando en verdad estarás delante mío riéndote a viva voz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario